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“No me alcanzaba para casi nada”

La explotación laboral, un problema del que poco se habla entre los ciudadanos de Guatemala

Foto por: Daniella Escobar
Foto: Daniella Escobar

Por: Daniella Escobar


Maritza Estrada de 42 años es originaria de la aldea Gavia Grande. Ella es un ejemplo de las 198 mil 886 mujeres y hombres que sufren de explotación laboral según la Encuesta de Nacional de Empleos e Ingresos (ENEI).


Estrada ha sido víctima de la falta de legislación y de control de los trabajos informales en Guatemala. Maritza narró su peor experiencia laboral la cual vivió por culpa de su prima.


Al no encontrar trabajo en su aldea natal, Estrada decidió migrar a la ciudad de Guatemala, donde un familiar tenía un negocio en el que también trabajaba la hermana de Maritza haciendo comida.


Foto por: Daniella Escobar
Foto por: Daniella Escobar

Inicia en su nuevo empleo y pasa lo que no esperaba. Su jornada iniciaba a las 3:00 a.m. llevando alimentos al negocio el cual estaba ubicado en Santa Catarina Pinula. A las 6:00 a.m. alistaba a su sobrina, la llevaba a la escuela y la cuidaba en las tardes mientras hacía limpieza en la casa. Cuando su familiar regresaba del negocio lavaba todos los utensilios y empezaba a cocinar para la venta del siguiente día, a veces, terminaba de cocinar a media noche. Durante el tiempo que trabajó su prima decidió empezar dos negocios más, una tortillería y ofrecer almuerzos. Así que su rutina diaria cambió por completo, no solamente tenía las responsabilidades anteriores. Ahora también trabajaba en la tortillería, alrededor de las 11:00 a.m. empezaba a hacer los almuerzos y al terminar continuaba con su labor como tortillera. Por ser buena trabajadora y cocinera le daban más responsabilidades, sin embargo, sin mayor remuneración.


Maritza Estrada no contaba con bonos, seguro social ni horarios, declaró que sus ingresos que era de Q30,00 al día no le alcanzaba "para casi nada (...) gastaba Q40,00 en camioneta y lo demás era para comida, solo compraba azúcar, aceite, jabón, fideos, arroz y leche para mi nene”.


Siendo proveedora mayoritaria para su familia de seis integrantes decidió pedir aumento de salario, sin embargo, comentó que la respuesta que obtuvo fue: “no te puedo pagar más. Si 'querés' bueno, sino ya sabes”, refiriéndose a que se podía ir si no estaba de acuerdo con su pago.


Finalmente, Estrada logró encontrar un trabajo estable el cual cumplía con horarios, seguro social, salario mínimo y con el código de trabajo.

 
 
 

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