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La batalla de las diputadas contra el machismo

Actualizado: 16 nov 2020


El porcentaje de mujeres en el congreso aumentó en comparación con las elecciones de 2015


Por: Isabella Elizondo


Testimonios de diputadas sobre las conductas sexistas que existen en el congreso.


“La política es una lucha por obtener poder”, así lo define Montenegro. Ejercer en el congreso significa hacerse escuchar al presentar iniciativa de leyes o para expresar su opinión. Esto es un desafío porque algunos de sus colegas tienen actitudes machistas. “La política siempre ha sido un mundo masculino”.


ONU Guatemala publicó un artículo en 2013, el cual menciona que las relaciones de género y los estereotipos aún se manifiestan en la sociedad y que afectan la participación de las mujeres, tanto en el ámbito profesional como en el familiar. Por ello, la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW), creó un convenio para eliminar conductas que discriminen a la mujer, uno de los artículos explica que se debe establecer tribunales y otras instituciones públicas para asegurar la protección efectiva de la mujer contra la discriminación.


Abraham Boror, sociólogo, opina que la población guatemalteca es sexista. “Esto afecta el voto de los ciudadanos”, por ello hay menos mujeres en cargos públicos. Existe la creencia que las mujeres no están capacitadas y únicamente tienen habilidades para las tareas domésticas.


¿Qué representa ser mujer en el congreso?


El congreso de Guatemala está constituido por 160 diputados, el 81% de los integrantes son hombres. En 1996, Nineth Montenegro, fue una de las 10 mujeres que ganaron las elecciones; esto la hizo ver que la desigualdad que existe en las calles del país también está dentro del gobierno. “Ver a una mujer participando en política era aún más extraño”.


El mayor desafío que enfrentó fue que al ser pocas mujeres les costaba ser respetadas y escuchadas. "El día que pedí la palabra en el pleno me hicieron bromas y chiflaban”. Montenegro, comenta que estas actitudes le hicieron ver que debía de prepararse más para poder ser tomada con seriedad.“ Es difícil hacer valer nuestras opiniones”.


“Quisiera que tomaran en serio mi palabra”, menciona Ligia Hernandez, subjefa del bloque del partido Semilla. Expresa que son pocas las mujeres quienes logran hablar en el pleno, ya que desvalorizan las propuestas de leyes que presentan las mujeres. También, siente que le cuestionan sus comentarios y la capacidad intelectual de las diputadas.



Foto: Fachada del organismo legislativo. Fuente: Forbes


Actualmente el 19% del poder legislativo son mujeres, quienes trabajan en un ambiente machista. Karina Paz, diputada del partido UNE, comenta que cuando un colega necesita un favor usualmente dice: “´Manden a la diputada porque a ella no le van a decir no ́. No te mandan por el conocimiento, sino por ser mujer”. Agrega que no debería existir esta clase de conductas ya que no hay diferencia si va un hombre o una mujer. “Nos ven como un objeto”.


En el congreso, se acostumbra que cuando el mandatario entra lo acompañan dos diputados. Paz comenta que en una visita del exmandatario, Jimmy Morales, algunos de sus colegas le dijeron que ella acompañaría al presidente porque era “linda”. En ese momento la diputada dijo: “Yo soy diputada, no una edecán”, esto solo generó que le dijeran que estaba exagerando.


En las sesiones solemnes colocan a las diputadas “bonitas” de los altos funcionarios. “Tal vez no se dan cuenta que esto sucede porque lo han normalizado, pero no es correcto”. La diputada subraya que esto no le da oportunidades a las mujeres por conocimiento o porque es parte del protocolo, sino que tienen un trasfondo machista.


“Es recurrente que digan que adornamos la mesa”, comenta Hernandez. Los hombres suelen abrirles la puerta o ceden su silla, “existe alusión a la caballerosidad”. Sin embargo, esto no es sinónimo de equidad, la diputada expresa que en lugar de estas acciones preferiría que todos fueran tratados por igual y con respeto.


Desafíos


Hernández opina que en muchas ocasiones los partidos políticos incluyen a las mujeres para rellenar espacio. Esto implica que las tareas que les designan son repartir boletas y llamar la atención de los votantes. Las incluyen con intención de poder decir que existe diversidad.


De las 20 bancadas que conforman al organismo legislativo únicamente hay cinco mujeres que son jefa o subjefa del partido. “Es más difícil para una mujer llegar a un puesto alto porque atravesamos problemas socioculturales”. También, explica que uno de los desafíos más grandes que enfrenta es el balance de las responsabilidades: “Uno de mujer es quien cuida a los hijos, cocina, es educadora, etc”. Asegura que estos factores afectan al querer participar en política.




“Debemos de aguantar ataques hacia nuestra dignidad”, declara Sandra Morán, exdiputada del Partido Convergencia. Cuando una mujer llega a un puesto alto las personas tienen una “lógica perversa”; asumen que es porque tuvo que hacer algo para obtener a cambio el trabajo. Otro desafío que menciona son impedimentos otorgados por el núcleo familiar.


“Muchas veces nos dicen que logramos nuestro puesto porque detrás de nosotras hay un hombre”, menciona Paz. Sin importar cuán preparadas sean, se desvaloriza su esfuerzo y su participación en la política es cuestionada. "Es usual que personas cataloguen a las mujeres como malas madres por participar en política”. La diputada no cree que eso debe de ser así, considera que eso es responsabilidad de ambos padres.


La importancia de las mujeres


El censo realizado en 2018 muestra que el 51.5% de la población son mujeres y el 48.5% hombres. Abraham opina que es importante que haya más mujeres en puestos políticos. “Al ser el mayor porcentaje de la población guatemalteca, es importante que se tomen en cuenta sus opiniones y perspectiva”. Afirma que las mujeres tienen diferentes vivencias que los hombres.


El diputado del partido VIVA, Armando Castillo comenta que es importante que las mujeres se involucren en la política:


Sonia Gutiérrez, jefa de bancada del partido Winaq, opina que los hombres y mujeres tienen diferente forma de hacer política: “Ellos quieren que actuemos de manera dura y cruda”. Explica que las fortalezas de las mujeres hacen que hagan una política distinta: “Nosotras actuamos con sensatez y analizamos la situación”. Además, considera que tienen una visión más amplia y completa de los problemas.


Desigualdad de oportunidades


Según el mismo censo, 78% de las mujeres y 85% de los hombres son alfabetas. Hernández explica que la falta de educación afecta a las mujeres; limita sus posibilidades de ser económicamente independientes, declara que esto empieza en el hogar. En 2018, Guatevisión publicó que 9 de cada 10 niñas entre las edades de 10 y 19 años dejan los estudios, a causa de las uniones tempranas. “Necesitamos de una educación para empoderarnos”, opina Paz.


Otra desigualdad a la que se enfrentan las mujeres es al momento de buscar financiamiento para emprender una carrera en la política. Paz menciona: “Es más difícil para uno porque las personas con poder adquisitivo tienden a favorecer a los hombres”. Boro concuerda, porque son los hombres quienes tienen acceso a los recursos económicos, ya que ellos pueden tener un mejor trabajo y no tienen las mismas responsabilidades en el hogar.


Castillo opina que las mujeres asumen un rol de cuidar la casa, mientras que el hombre puede dedicarse más en las actividades, entre ellas la política. “Esta profesión representa poder y es difícil que alguien lo quiera compartir”, opina Guitiérrez. Esto lo a denominado como un muro el cual las mujeres deben de enfrentarse para poder desarrollarse en este ámbito.


Mujeres que han sobresalido


Zury Río y Adela Torrebiarte son otro ejemplo que diputadas que han crearse una carrera de gran trayectoria en el congreso.


Acciones para cambiar


Boro considera que se debe trabajar en varios aspectos para crear una sociedad más inclusiva y equitativa. “Se debe empezar en el sistema educativo, incluir en los temas impartidos temas sobre el sexismo y machismo”. Esta clase de comportamientos se pasa de generación en generación, por ello es más difícil erradicarlo. Asegura que no es imposible cambiar las creencias de un adulto, pero sí es más complicado.


Hernández opina que es crucial que las niñas tengan espacios en donde puedan empoderarse y tomar decisiones. “Si educamos a las niñas de hoy podrán ser futuras líderes del país”. Otro aspecto que considera importante es que Guatemala reconozca las deficiencias que tienen los sistemas, así se podrá crear una sociedad menos desigual.


El congreso, al igual que otras instituciones, refleja el patriarcado que se vive en Guatemala. Paz opina que se deben romper estos esquemas para que las mujeres tengan las mismas oportunidades. Hernández menciona: “Es importante decir que las mujeres luchamos por los espacios, nadie nos coloca ahí”.





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