Salud física y mental de empleadas domésticas en riesgo
- Redacción Veinte20
- 8 mar 2020
- 2 Min. de lectura
Ser empleada del hogar en Guatemala no es sencillo, las jornadas de trabajo son largas, los sueldos bajos y la protección de la ley es nula

Por Grethel Díaz
En Guatemala la ley protege a los trabajadores a través del Código de Trabajo creado por el presidente Juan José Arévalo en 1947. Sin embargo, dicha ley no contempló las necesidades de las empleadas domésticas, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Empleo e Ingreso 1-2019—una publicación institucional del Instituto Nacional de Estadística (INE)—el 4.6% de las personas activas laboralmente son empleados domésticos.

Las empleadas domésticas no tienen un horario establecido, su contrato puede ser verbal y el sueldo se pacta con los patrones. Esto las ha hecho un blanco fácil de la violencia laboral, de acuerdo con la Asociación de Trabajadoras del Hogar a Domicilio y de Maquila (Atrahdom)—una organización no gubernamental que vela por los derechos de las empleadas domésticas— un 37% de las trabajadoras domésticas han denunciado acoso, abusos sexuales y maltratos físicos y psicológicos.
Sofía Gudiel del Centro de Investigación, Capacitación y Apoyo a la mujer— una organización no gubernamental para mujeres que se encarga de brindar ayuda a las víctimas de violencia de cualquier naturaleza —, comenta que la violencia laboral es una consecuencia de los estereotipos que han marcado los patrones socioculturales.
“La violencia laboral en el caso de las empleadas domésticas, representa una ironía en el discurso feminista de Guatemala, porque son abusos cometidos de mujer a mujer”, afirma Gudiel.

Consecuencias psicológicas
Ana Gutiérrez, psicóloga de Fundación Sobrevivientes —una organización no gubernamental que brinda apoyo a mujeres, niños y adolescentes que sufren de cualquier tipo de violencia —, asegura que las consecuencias de la violencia psicológica son a largo plazo.
“El maltrato psicológico también consiste en la imposición de poder, la constante vigilia, muchas veces las empleadas domésticas se ven sometidas a diversas técnicas para probar su honradez y se ven expuestas a un trato personal con su empleador que en algunas ocasiones puede ser humillante y despectivo. Esta constante alerta y amenaza, puede convertirse en ansiedad”, asegura Gutiérrez.
Las consecuencias de la violencia se reflejan en el actuar de la víctima, la percepción de sí misma se ve distorsionada, se siente insegura e incapaz.
Viviana Osorio y Carmenza Jiménez reflejan dicha problemática en “Historia tras las cortinas”, una investigación que se realizó en Medellín Colombia, en el 2019 junto a la Unidad de Trabajadoras del Servicio Doméstico (Utrasd).
De acuerdo con Jiménez y Carrillo (2019) las jornadas prolongadas de trabajo, la obligación de las trabajadoras de estar constantemente disponibles para prestar servicios y el escaso control sobre las condiciones laborales constituyen factores que obstaculizan el logro de un equilibrio entre el trabajo y las responsabilidades familia.
Los efectos son a largo plazo, la persona se ve incapaz de trazar metas y vive en constante cansancio. Todo tiene impacto en su dinámica familiar, el abuso del tiempo trunca proyectos personales, familiares y colectivos. Esto especialmente en los casos de las mujeres que son cabeza de familia. (Osorio y Jiménez, 2019).
Consecuencias físicas

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